"El vicerrector académico de la UDLA reconoció que la institución sí impuso condiciones a los que trabajan en la publicación interna La Catarina a través de un código de ética porque consideraron que ya se habían excedido en la libertad de expresión y que incluso hacían amenazas a través del periódico", se puede leer en la Jornada. ¿Ellos pueden decidir si hubo excesos? ¿En qué momento, bajo qué argumento, con qué ejemplos? Una publicación incurre en excesos cuando falta a la verdad y a las fuentes informativas. ¿Falló La Catarina en alguna de estas? ¿Qué tipo de amenazas hicieron? ¿Dieron a entender a través de las palabras que iban a hacer algún mal a alguien? El uso de las palabras puede ser doloso a veces y aquí no es excepción.
También de la boca de tan eminente personaje cobró vida una cita más: "negó que el Código de Ética atente contra la libertad de expresión como lo denunció ayer un grupo de ex colaboradores de La Catarina". A continuación enumero los puntos de este Código donde claramente se busca coartar la libertad de expresión.
Dentro del mismo documento, el apartado XVII, Declaraciones Públicas, reza la siguiente joya: "todos los miembros de la Comunidad Universitaria poseen total libertad de pensamiento y expresión. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia se denigrará a la Institución. Las declaraciones públicas deberán ser consistentes con los valores de la Universidad que se mencionan en el presente Código". No vamos tan mal, por fin hay una referencia a la libertad de expresión pero es a través de una advertencia.
También de la boca de tan eminente personaje cobró vida una cita más: "negó que el Código de Ética atente contra la libertad de expresión como lo denunció ayer un grupo de ex colaboradores de La Catarina". A continuación enumero los puntos de este Código donde claramente se busca coartar la libertad de expresión.
En el apartado XV puede leerse lo siguiente: " Los miembros de la Comunidad Universitaria deberán mostrar un alto grado de integridad personal en todo momento y no deberán actuar de manera tal que se afecte negativamente la Imagen de la Institución". ¿Qué es la Imagen Institucional? ¿Qué tipo de acciones la afectarían? Más ambiguo imposible, pero la falta de claridad no se queda aquí.
Dentro del mismo documento, el apartado XVII, Declaraciones Públicas, reza la siguiente joya: "todos los miembros de la Comunidad Universitaria poseen total libertad de pensamiento y expresión. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia se denigrará a la Institución. Las declaraciones públicas deberán ser consistentes con los valores de la Universidad que se mencionan en el presente Código". No vamos tan mal, por fin hay una referencia a la libertad de expresión pero es a través de una advertencia.
El texto también dice, "la permanente aplicación de actividades informativas y de difusión debe contribuir a fortalecer y beneficiar la imagen institucional, respetando lo indicado en el punto X relativo al Manejo de la Información y Documentación. Para ello es importante transmitir a la opinión pública, a los medios de comunicación y a la Comunidad Universitaria, la imagen de una Institución de prestigio, sólida, cohesionada, plural y abierta al diálogo y a la crítica constructiva". Pero ahí hay una frase que hace ruido: "transmitir la imagen. No importa que al interior de la Comunidad no existan los canales o las condiciones necesarias para expresarse libremente, siempre y cuando al exterior mintamos y promocionemos una idea que no se apega a la realidad, todo en aras de dar una buena imagen.
Este último apartado hace referencia al apartado X, Manejo de la información y documentación, que es una especie de garante de la libertad pero también un implacable juez. Explican que quienes preparen cualquier información de carácter interno o externo, "deben asegurarse de poder comprobar su integridad y exactitud. Es falta grave falsear, alterar u ocultar la información relativa a las operaciones de la Universidad". Si la rectoría da la orden de no conceder entrevistas a La Catarina, como ha venido sucediendo, las notas informativas no tendrían un balance en fuentes, por lo tanto la publicación estaría incurriendo en faltas graves por falsear, alterar u ocultar la información relativa a las operaciones de la Universidad. Pero no todo es malo, el Código de Ética de La Catarina plantea que en la medida de lo posible siempre deberá existir un balance de fuentes para garantizar la objetividad.
¿Cuáles son lo valores que promueve este flamante código de ética? Bueno, después de un texto un poco mareador y poco clarificador, los define en diez: "compromiso con la excelencia académica, honestidad, respeto, integridad, profesionalismo, reconocimiento, eficiencia administrativa, innovación, liderazgo y responsabilidad social". ¿Y la libertad de cátedra, y la libertad de pensamiento y la libertad de expresión? Al no incluirlos entre los valores universitarios, el mensaje que están mandando es claro: aquí mando yo y sólo se habla, piensa y opina al ritmo que fijo yo.
Jamás la libertad de expresión puede estar subordinada a “respetar la imagen de una institución”, antes que nada está comprometida con los valores de justicia y verdad. Si “los miembros de la comunidad universitaria realmente poseen total libertad de pensamiento y expresión”, ninguna norma, estatuto o restricción puede estar por encima de este derecho. Sería incongruente.
La imagen institucional es la percepción que los demás tienen de la identidad universitaria. La imagen no deja de ser una cuestión de percepciones, lo que los demás perciben de mi persona, de mi identidad. Si en todos los actos que realiza la Universidad se adoptan y viven los valores universitarios que tanto se pregonan, la identidad de la UDLA poco a poco se revelará como una institución “prestigiosa, sólida, cohesionada, plural y abierta al diálogo y a la crítica constructiva”. Así tendremos una consistencia entre lo que somos y lo que los demás perciben que somos, y al lograr esto no será necesario anteponer el respeto de la imagen a otros valores. El respeto, sostenimiento y conservación de la imagen institucional no pueden exigirse en detrimento o renunciando a otros valores superiores como la libertad de pensamiento o expresión, sería un acto de censura en aras de una superficialidad.
7 comments:
La censura es ya imposible via internet, lástima que un medio como La Catarina tenga que desaparecer.
Coincido contigo respecto a que la imagen es una cuestión de percepciones; pero también lo es tu propia interpretación del Código de Etica. Bajo tu misma óptica, se puede reinterpretar (nuevamente: es una imagen) y ver con un enfoque en donde es simplemente una guía de orientación hacia el comportamiento dentro de la institución. El solicitar "no denigrar" la imagen institucional, no excluye la crítica, la cuál puede (y debe) hacerse, empleando un lenguaje equilibrado, respetuoso y claro. Creo que, independientemente de su caracter estudiantil y a que es hecho por estudiantes (redundante), La Catarina tuvo en varias ocasiones fallas en el lenguaje empleado en columnas de opinión y algunas notas. Al perderse la objetividad, se pierde la credibilidad.
AL ANÓNIMO DE LAS 6:59 PM
Basta ya de no dar la cara. ¿Por qué te escondes? ¿De qué me sirve tu comentario si no sé con quién estoy discutiendo? Además, si te soy franco, no entendí muy bien tu argumentos.
Mi "post" fue muy claro. Hablar de imagen, respeto y otros términos es tan ambiguo como hablar de las buenas costumbres. Al adherirse al Código de Ética (Code) La Catarina automáticamente buscaría censurarse porque cómo saber en qué momento estaría denigrando la imagen de la institución. Me imagino el cuadro, pobre editor en jefe con una nota sobre la mala condición de los estacionamientos: "¿Qué represalias tomarán las autoridades si lo hago? ¿Hablar negativamente no es afectar la imagen? Mejor no incluyo esta nota".
La Catarina no sirve intereses oscuros como muchos han querido hacer ver. Es un proyecto hecho por amor al arte. El presupuesto que manejan es ridículo comparado con el CEUDLA, es más, ni a presupuesto llegan, las autoridades sólo aportan la impresión y alguna actualización de equipo de cómputo. Cuántas veces he oído casos de corrupción en CEUDLA y nadie hace nada. Fui Juez Disciplinario y me tocó ver a un expresidente sudando frío y con miedo porque lo habíamos cachado en la movida (precisamente puesto en evidencia por La Catarina).
El trabajo que hacen los catarinos no es perfecto, sin embargo, cuando ha habido imprecisiones y errores se ha publicado una fe de errores y una aclaración en el espacio correspondiente. Ese es el mecanismo de aprendizaje: prueba y error. Porque no hay que olvidarlo, es un laboratorio de formación. Creado para los estudiantes de CC. de la Comunicación y después, el resto de la Comunidad.
Lo que vive La Catarina en estos días no deja de ser un pequeño ejemplo del clima de hostilidad y acoso que vive toda la Comunidad. No hay libertad de asociación, ni de expresión, ni de cátedra. Se han roto todos los canales institucionales y se ha convertido en una institución autoritaria. La Universidad debería ser un foro de intercambio de ideas y en cambio se ha vuelto un espacio donde expresar la opinión puede llevarte a la expulsión. Buena forma de tener controlados a todos.
Qué tal,
Yo no creo que el concepto de imagen institucional sea tan confuso. El código exige que no se denigre el nombre de la universidad ni lo que dice ser, y eso es fácil de identificar. Es el comportamiento de una institución, y muchos no simpatizamos plenamente con ello, pero es parte de la naturaleza del establecimiento. Existe la crítica, el espíritu analítico que busca la corrección constante, el beneficio de la comunidad, y que ambas partes (la administración de la universidad y los catarinos) han declarado apoyar y promover, y existe, por otro lado, la denigración, que nunca busca ni consigue beneficio alguno. Eso está claro.
En tu ejemplo concreto haría falta leer la nota para saber si lo que busca es señalar los problemas y apresurar su solución o burlarse de las imperfecciones del sistema. El mismo periodista debería ejercer la autocrítica, así su profesión madura.
También mencionas que el código de ética no incluye las libertades entre los valores que pretende cultivar, y que eso lleva a la conclusión de que posee ambiciones totalitarias. Después de leer el código, encontré lo siguiente:
3. Realizará sus labores con independencia de criterio, creatividad y libertad de
pensamiento, con el ánimo constante de concluir todos los proyectos.
6. Mantendrá un estricto respeto a otras personas, ya sea de manera presencial o a
través de algún medio impreso o electrónico, independientemente de su género, edad,
condición económica, nacionalidad, características físicas, o de cualquier otra condición que pudiera utilizarse para establecer una diferencia, estableciendo con ellas una relación
cordial, de educación y de mesura en el trato. Permitirá el diálogo abierto, positivo y
constructivo tomando en cuenta la pluralidad cultural y los principios básicos de urbanidad.
No creo que estos apartados hubieran sido incluídos en un código que esconde sutilmente sus ambiciones.
Quisiera aclarar: no estoy defendiendo a la administración ni despreciando el atropello que se le hizo a La Catarina. Señalo puntos que me parecen apropiados para discusión y espero, si es que he de tenerla, una respuesta libre de entorpecimientos emocionales y completamente racional.
Atte.,
D.
Luis Rossano:
Estoy de acuerdo con los dos, por difícil que parezca, yo diría, claro que hay que conocer el trabajo de La Catarina para opinar, personalmente trabajé 3 años ahí y aprendí, ante todo, a respetar todas las opiniones. Todas las opiniones serán respetadas y escuchadas (o leídas).
Efectivamente la ambigüedad da para muchos lados, en este caso concreto, se, porque sufrí los embates de la censura, hacia donde se esta inclinando y para que fue hecho este código de "ética"; casualmente, salió un par de semanas antes, para servir de mordaza, no solo a La Catarina, sino a toda la comunidad.
Me ofrezco, si a alguien le interesa, a detallar, punto por punto, nota por nota, como se dividen los géneros periodísticos, como se equilibra una nota, cuantas fuentes debes de tener, que es un juicio de valor o un error de veracidad. Tengo un dossier de Catarinas.
Digamos que, solo como comentario y además hechos irrefutables porque lo han declarado públicamente; intelectuales mexicanos del tamaño de Carmen Aristegui, Grandos Chapa y Jenaro Villamil, entre otros, universidades tan prestigiosas como Harvard y TCU, tienen periódicos estudiantiles antiquísimos, Harvard Crimson y el Daily Skiff de TCU, más de 100 años; periódicos que han exportado gente grande al mundo y que además, en su momento empujaron legislaciones en cuanto a libertad de prensa universitaria se refiere. Todos, todos ellos, han analizado con lupa el trabajo de La Catarina, y se han impresionado de trabajo periodístico que se realiza ahí, no solo porque cumple claramente las reglas de este juego y los verdaderos manuales de redacción y ética que un periódico digno debe tener, sino que lo hace de una manera tan idealista que es difícil de creer. Así mismo han analizado a fondo la censura, las declaraciones de un lado y de otro y, están convencidos de que así fue en su momento y que está a punto de repetirse.
Les pongo, lo que tuvo que decir el rector cuando vió que esto era imposible de sostener, ¿Por qué? Porque no era un problema laboral y de matices, la libertad de expresión es un derecho inalienable y es, además, anticonstitucional. Se que es difícil de poner un créeme, es verdad lo que te digo, pero con el tiempo suficiente, tengo todos los elementos para mostrar – no convencer – que lo que digo es verdad; con todos los elementos fue como estos intelectuales y panaceas de la información ce convencieron solos.
Perdón por la extensión.
http://www.udlap.mx/udlainforma/29/nota6.aspx
La Catarina cumple siete años
“Si La Catarina en algún momento le pudo crispar los nervios a alguien es porque los nervios de la propia Universidad estaban crispados, es decir, La Catarina no es más que un termómetro de la situación de la Universidad. En ese sentido, como rector, me siento muy orgulloso de un grupo de muchachos que en honor a su juventud, en honor a sus ideales, lucharon absolutamente porque no se perdiera no sólo La Catarina, sino el espíritu fundamental con el que La Catarina empezó”, afirmó el rector de la UDLA, Pedro Ángel Palou, durante la celebración del séptimo aniversario de este medio estudiantil, organizada por el equipo editorial y colaboradores del semanario.
DIAS MAS TARDE: Solórzano lo entrevisto y dijo que no éramos nada, que no representábamos a nadie que solo éramos un grupito de golpistas.
Los dejo con estas reflexiones las cuales, por supuesto, podemos y debemos seguir debatiendo.
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